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GAMIFICACIÓN POR LA SOSTENIBILIDAD: IES GOYA.

Consultoría de innovación con impacto

Proyectos Gamificación por la sostenibilidad: IES GOYA Un laboratorio de juego, creatividad y economía circular para jóvenes En un mundo donde los conceptos complejos como la economía circular se perciben como abstractos, es fundamental encontrar formas innovadoras de hacerlos accesibles, especialmente para las nuevas generaciones. En este contexto, surge un enfoque experimental que pone el juego como herramienta educativa clave para aproximarse a estos temas. ¿Cómo traducir conceptos complejos como la economía circular en vivencias significativas para adolescentes? En INSERT, la pregunta fundamental era cómo traducir un concepto tan complejo como la economía circular en vivencias que sean significativas y comprensibles para adolescentes. Para ello, decidimos tomar una ruta poco convencional pero enormemente efectiva: el juego como vehículo de aprendizaje. En colaboración con el IES Goya y su alumnado de artes, y con el apoyo de la Fundación Ibercaja, transformamos un aula convencional en un espacio dinámico de experimentación. El reto era hacer accesibles los principios de la economía circular desde un enfoque que fuera no solo creativo, sino también profundamente experiencial. En lugar de simplemente transmitir conocimientos abstractos, buscábamos que los jóvenes pudieran experimentar estos conceptos en un contexto que les fuera familiar y pertinente. Al hacerlo, el aula se convirtió en un laboratorio donde lo lúdico se utilizó como herramienta para activar la reflexión crítica, la co-creación de ideas y el desarrollo de un pensamiento sistémico. El objetivo era claro: acercar los principios de la economía circular y la economía de impacto de manera vivencial, de tal forma que los estudiantes pudieran conectar esos principios con su realidad cotidiana. Nos alejamos de los modelos tradicionales, que suelen ser rígidos, y nos centramos en el diseño de nuevas formas de pensar que no solo permitieran a los jóvenes comprender los retos sociales y ambientales a los que nos enfrentamos, sino también imaginar y crear alternativas a esos problemas. Para ello, el aula se convirtió en un espacio de experimentación, donde el juego no solo sirvió para aprender, sino también para cuestionar y rediseñar las reglas del juego, explorando soluciones que pudieran aplicarse en la vida real.   Aprender con las manos, la mente y el cuerpo (todo al mismo tiempo) deja una huella profunda. Este enfoque permitió que los jóvenes se adentraran en los principios de la economía circular de una manera activa y participativa. A través de diversas dinámicas, los estudiantes exploraron cómo los principios de la sostenibilidad y la reutilización pueden integrarse en situaciones cotidianas. Lo que se logró no fue solo un aprendizaje teórico, sino una inmersión directa en la práctica, donde cada estudiante pudo conectar los conceptos de la economía circular con su vida diaria, como el consumo responsable o la reutilización de recursos. En este proceso, la asignatura de Identidad Corporativa jugó un papel fundamental, pues permitió vincular estos aprendizajes a las dinámicas de los sistemas visuales y culturales que los estudiantes ya conocían, entendiendo cómo todo sistema transmite una lógica, un mensaje y una cultura. La docente Gloria, integrando estos principios en su clase, fue esencial para que este enfoque no solo tuviera un impacto directo en el aprendizaje, sino que se anclara dentro del contexto educativo del centro. Ella facilitó el proceso, creando un puente entre la teoría curricular y la experiencia vivida. Así, el aula se transformó en un verdadero laboratorio de creatividad y pensamiento crítico, donde el juego no solo sirvió como herramienta pedagógica, sino también como medio para fomentar la colaboración y la imaginación aplicada. Los estudiantes pudieron visualizar cómo pequeños cambios en sus acciones diarias pueden tener un impacto significativo en el entorno, y cómo cada uno tiene el poder de ser parte del cambio que se necesita. Al final, lo que perdura de esta experiencia no son solo las dinámicas concretas del juego, sino la lección más profunda que los jóvenes aprendieron: que el cambio verdadero no se logra solo a través de la teoría, sino mediante la acción. El proceso les permitió comprender, de manera activa, que el futuro depende de cómo decidimos actuar hoy, y que cada pequeño paso cuenta. Al aprender a través del juego, con la mente, las manos y el cuerpo, los estudiantes no solo internalizaron los principios de la economía circular, sino que también adquirieron una profunda comprensión de cómo sus acciones cotidianas pueden contribuir a un futuro más sostenible.